Amiguémonos con nuestra propia historia, tratémonos bien para crecer y evolucionar, y evitemos maltratarnos. Permitamos a nuestra alma nos guie para encontrar nuestra misión y propósito de vida.
Por Jaime Ancajima. 27 julio, 2021. Publicado en El TiempoLa definición de alma varía de acuerdo a la cultura y filosofía de quien haga referencia al término originado del vocablo latín “anima”. Alma, ánima o espíritu son sinónimos para nombrar a la entidad no material e invisible que poseen los seres vivos. Es un regalo de Dios que hace único a cada individuo. En el caso de los animales, algunos creen que tienen alma y otros que consideran que se trata de una propiedad exclusiva de los seres humanos. Sin embargo, tengamos en cuenta que la palabra animal también proviene del latín “anima”. El Papa Juan Pablo II afirmó que los animales tienen alma y que los seres humanos deben ser solidarios con ellos.
Leyendo hace poco, encontré un lindo escrito sobre los rincones del alma que deben ser sacudidos para limpiarla de las impurezas acumuladas. La escritora Antonia Corrales dice: “Todos ocultamos pedazos de nosotros mismos: instantes imprecisos de nuestra vida. Esos jirones están preñados de añoranzas, de deseos incumplidos, de amores imposibles o frustrados, de silencios necesarios, de mentiras piadosas. Llenos de la impotencia que, a veces, produce la vida. Esas pequeñas cosas que no solemos compartir con nadie son las que nos hacen ser quienes somos, las que nos convierten en seres únicos e irrepetibles y que guardamos en un rincón del alma”.
Primero, aprendamos a gestionar nuestras emociones y creencias, tenemos derecho a sentir todo y es natural, pero no debemos actuar gobernados por ellas. Practiquemos el desapego en todas sus formas, pues todo es temporal y no podemos controlar la desaparición, muerte o extinción de personas o cosas. Otorguemos el perdón a todos, pues el que termina dañándose siempre es uno mismo. Enamorémonos de la vida, es decir, disfrutemos del aquí y el ahora, del presente y no suframos por el pasado ni nos desesperemos por el futuro.
Luego, hagamos del amor nuestro lema, estandarte y guía y renunciemos a nuestro ego y orgullo. Nadie es responsable de nuestro estado, nosotros decidimos si somos felices o no. Amiguémonos con nuestra propia historia, tratémonos bien para crecer y evolucionar, y evitemos maltratarnos. Permitamos a nuestra alma nos guie para encontrar nuestra misión y propósito de vida.
Finalmente, elijamos siempre la salud en nuestros alimentos, pensamientos, emociones, relaciones, mirada, acciones, palabras, en todo elijamos ser sanos. Confiemos en la única inteligencia infinita del universo, Dios y que nuestra vida sea un testimonio, un milagro, un canto de esperanza, un granito de arena, una voz de amor.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.